La Consolidación Libertaria: La Victoria de Milei en las Urnas y los Imperativos Económicos ¿El Ocaso del Peronismo? por Pedro Corwin
La Consolidación Libertaria: La Victoria de Milei en las Urnas y los Imperativos Económicos. ¿El Ocaso del Peronismo? por Pedro Corwin
Buenos Aires, 27 de octubre de 2025 – En el turbulento panorama político argentino, donde la volatilidad es la norma y la estabilidad un anhelo efímero, la contundente victoria de Javier Milei en las elecciones legislativas de mitad de mandato del 26 de octubre marca un punto de inflexión. Con más del 40% de los votos a nivel nacional, el espacio de La Libertad Avanza (LLA) no solo revierte derrotas parciales recientes –como la de septiembre en la Provincia de Buenos Aires–, sino que amplía su influencia en el Congreso, consolidando el mandato popular que inició en noviembre de 2023. Esta elección, que renovó un tercio de la Cámara de Diputados y un cuarto del Senado, no es mero epifenómeno electoral; es la validación de un proyecto disruptivo que ha polarizado a la nación entre defensores de la libertad económica y críticos de su radicalismo. Y por ello se vuelve imprescindible analizar esta victoria en su génesis y proyecciones, reflexionar sobre la necesidad de ajustes en la política económica y las estructuras estatales, y examinar el precario estado del peronismo, ese coloso histórico ahora reducido a sombras en el tablero nacional.
La Génesis y el Impulso de una Victoria Anacrónica
La elección de Javier Milei como presidente en 2023 no fue un accidente, sino el clímax de una crisis multifacética que azotaba a Argentina: hiperinflación galopante, pobreza estructural y un Estado percibido como devorador de recursos. Con un discurso que fusionaba el libertarianismo económico con un antiestatismo visceral –"¡Viva la libertad, carajo!"–, Milei capturó el descontento de una juventud harta de promesas incumplidas y de una clase media empobrecida por décadas de populismo fiscal. Su triunfo inicial, con el 56% en la segunda vuelta, reflejaba no solo rechazo al peronismo kirchnerista, sino una apuesta por la desregulación radical: eliminación de ministerios, privatizaciones y un asalto frontal al "castillo de naipes" monetario.
Dos años después, la elección del 26 de octubre reafirma este impulso. LLA obtuvo el 40,72% de los sufragios, superando ampliamente al peronismo en 15 de los 23 distritos electorales y logrando incluso victorias en bastiones opositores como Córdoba y Santa Fe. Esta no es una mera convalidación; es una reversión estratégica. Tras la derrota en las legislativas bonaerenses de septiembre –donde el peronismo de Axel Kicillof arrasó por 13 puntos–, Milei optó por listas propias en lugar de alianzas con el macrismo, fortaleciendo su hegemonía en el espacio no peronista. Analíticamente, esta victoria se sustenta en tres pilares: el "efecto arrastre" de su narrativa anti-casta, el superávit fiscal logrado en 2024 pese a la recesión, y una polarización que marginaliza a terceros como Provincias Unidas, reduciéndolos a un debut electoral tibio. Sin embargo, advierto que tales triunfos electorales, si bien empoderan, también exigen responsabilidad: la legitimidad popular no exime de la accountability constitucional ante un electorado que, en última instancia, prioriza el pan sobre la ideología.
¿Cambios Imperativos? Una Reflexión sobre Economía y Estructuras Estatales
El gobierno de Milei ha implementado una agenda económica que, en términos jurídicos, equivale a una "reforma constitucional por la vía ejecutiva": superávit fiscal primario del 1,5% del PIB en 2024, desmantelamiento de regulaciones laborales y un crawling peg cambiario (suba controlada del tipo de cambio) que ha estabilizado la inflación al 4% mensual. No obstante, el año 2025 revela fisuras: el PIB cayó un 3,5% interanual en el primer semestre, la pobreza roza el 45% y las reservas netas del Banco Central apenas superan los 5.000 millones de dólares, insuficientes para un eventual levantamiento de controles cambiarios.
¿Debe el gobierno mutar su ortodoxia?
Desde una perspectiva económica, la austeridad mileísta ha sido un bisturí necesario para extirpar el déficit crónico, pero su rigidez ha exacerbado la recesión, con caídas en el consumo y la inversión privada. El FMI y hasta la administración Trump –aliada ideológica– exigen mayor "gobernabilidad" para desbloquear financiamiento, lo que implica no solo estabilidad macro, sino consensos legislativos para reformas estructurales como la dolarización pendiente o la privatización de YPF. Y por ello, cambios en las estructuras del Estado son ineludibles: el recorte de ministerios (de 18 a 9) fue un avance, pero la fragmentación burocrática persiste, violando principios de eficiencia administrativa (art. 99 inc. 1 CN). Se requiere una ley orgánica del Poder Ejecutivo que racionalice competencias, evitando solapamientos que diluyen la accountability.
No obstante, no abogo por un repliegue ideológico. La reflexión mileísta en su discurso de Año Nuevo –donde pronostica un 5,5% de crecimiento para 2025 si se mantienen las reformas– es optimista, pero contingente a variables externas como el precio de la soja o la volatilidad global. El gobierno debe efectuar ajustes tácticos: un gradualismo en la apertura comercial para mitigar shocks sectoriales, y una "batalla cultural" –como la que Milei enfatiza– para educar al electorado sobre los costos transitorios de la libertad económica. En suma, sí a cambios, pero no a la capitulación: la rigidez dogmática sería tan perjudicial como el populismo fiscal pretérito. El Estado argentino, obeso y clientelar, clama por una cirugía plástica que preserve su esencia republicana.
El Peronismo en el Abismo: Fragmentación Nacional y Derrota Electoral
Mientras LLA celebra, el peronismo –esa fuerza hegemónica que moldeó el siglo XX argentino– yace en un estado de descomposición terminal. La elección del 26 de octubre selló su peor desempeño nacional desde 1983: apenas un 25% de los votos, relegado a un rol opositor marginal en el Congreso. A nivel provincial, su bastión bonaerense resiste –Kicillof arrasó en septiembre y critica que "seis de cada diez argentinos rechazaron a Milei"–, pero esta victoria aislada no oculta la hemorragia: derrotas en Córdoba, Santa Fe y Mendoza evidencian una desconexión con el interior productivo.
Analíticamente, el peronismo enfrenta una triple crisis: ideológica, de liderazgo y electoral. Ideológicamente, su narrativa justicialista –trabajo digno, inclusión social– choca con un electorado que percibe el Estado como corruptor, no protector; la era kirchnerista dejó un legado de inflación y endeudamiento que Milei explota magistralmente. En liderazgo, la figura de Cristina Fernández de Kirchner, aunque carismática, polariza más que une: su influencia en Unión por la Patria fractura al peronismo no K, con figuras como Sergio Massa o Juan Manzur marginados. Electoralmente, el 2025 confirma una tendencia: en las PASO de 2023 ya había perdido terreno, y ahora, con LLA capturando el voto anti-sistema, el peronismo no logra recomponer una "tercera vía" viable.
Se es planteando una lección histórica: el peronismo, nacido como movimiento obrero, debe reinventarse hacia un republicanismo moderno, incorporando elementos de eficiencia estatal sin abdicar de su rol redistributivo. De lo contrario, arriesga la irrelevancia, similar al radicalismo post-1989. Kicillof y gobernadores como Zamora en Santiago del Estero, representan chispas de vieja resistencia, pero sin una convención nacional que unifique, el peronismo electoral se reduce a un federalismo defensivo, incapaz de disputar el poder central.
Hacia un Horizonte Incierto: Libertad con Responsabilidad
La victoria de Milei no es el fin de la historia argentina, sino un capítulo en una epopeya de contradicciones. Ha democratizado el debate económico, forzando al peronismo a cuestionar sus dogmas. No obstante, el verdadero examen vendrá en 2027: ¿podrá Milei transitar de la shock therapy a un crecimiento inclusivo? ¿Emergerá un peronismo renovado, o se disolverá en feudos provinciales? Los argentinos nos merecemos una reflexión cívica: la democracia no tolera absolutos. En las urnas, se ha elegido libertad; ahora, debemos forjarla con equidad y cordura. Solo así, Argentina escapará de su eterno retorno a la crisis.
Pedro Corwin, abogado y analista político, integrante de la firma legal Corwin, Suárez y Fariña abogados
Comentarios
Publicar un comentario