Los primeros diez empleos en riesgo por la inteligencia artificial y su impacto en el derecho laboral argentino por Roberto C. Suárez
La inteligencia artificial (IA) está modificando de manera profunda el mundo del trabajo. Lo que hasta hace pocos años parecía una visión futurista hoy es una realidad concreta: sistemas capaces de redactar textos, analizar datos, generar imágenes, atender clientes o incluso evaluar desempeños laborales. Esta revolución tecnológica plantea enormes oportunidades, pero también desafíos sociales y jurídicos, especialmente en materia de empleo y relaciones laborales.
Los diez primeros empleos reemplazados (o transformados) por la IA
Aunque la automatización afecta a casi todos los sectores, algunos puestos están particularmente expuestos:
- Atención al cliente y call centers: los chatbots y asistentes virtuales reemplazan tareas repetitivas y consultas básicas las 24 horas.
- Data entry y tareas administrativas: los sistemas de IA pueden procesar grandes volúmenes de datos con precisión y sin pausas.
- Redactores y traductores básicos: los generadores de texto, como ChatGPT, producen borradores o traducciones inmediatas.
- Analistas contables y auxiliares financieros: la IA identifica patrones, detecta fraudes y genera informes automáticos.
- Diseñadores gráficos y creadores de contenido visual estándar: herramientas de generación de imágenes crean logos, ilustraciones y piezas publicitarias en segundos.
- Conductores y repartidores: los vehículos autónomos y drones comenzarán a reemplazar tareas de transporte, especialmente en logística controlada.
- Empleados de recepción y reservas: los sistemas de reservas automatizados sustituyen funciones humanas en hoteles y aerolíneas.
- Investigadores junior o asistentes legales: los sistemas de IA jurídica pueden buscar jurisprudencia, redactar escritos preliminares y detectar contradicciones normativas.
- Técnicos de soporte informático: la IA puede resolver fallas básicas y asistir a usuarios de manera remota.
- Vendedores y asesores comerciales online: los algoritmos de recomendación y atención personalizada imitan la interacción humana con sorprendente eficacia.
Una transformación más que una extinción
No todos estos empleos desaparecerán: muchos se transformarán. La IA tiende a reemplazar tareas rutinarias, no necesariamente el puesto completo. Por eso surgen nuevas funciones vinculadas al control de calidad, la supervisión de algoritmos o la ética tecnológica. Lo que cambia no es solo el tipo de trabajo, sino la relación entre las personas y las máquinas.
Incidencias en el derecho laboral argentino
El Derecho del Trabajo enfrenta ahora un doble desafío: proteger al trabajador frente a la automatización y adaptar las normas a un contexto donde la productividad se mide por el uso de sistemas inteligentes.
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Definición de trabajador humano: ¿cómo encuadrar la relación laboral si parte del proceso productivo está a cargo de una IA? Las categorías tradicionales de “empleador” y “trabajador” podrían requerir reinterpretaciones.
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Responsabilidad por decisiones automatizadas: si un algoritmo decide ascensos, despidos o asignaciones de tareas, ¿quién responde por los errores o sesgos? La responsabilidad del empleador sigue vigente, pero la trazabilidad de las decisiones se vuelve crucial.
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Derecho a la desconexión y vigilancia digital: las plataformas de IA permiten un control continuo sobre la productividad. Esto tensiona derechos ya reconocidos, como la intimidad, la privacidad y el descanso.
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Capacitación y reconversión laboral: la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) prevé obligaciones de formación profesional, pero la irrupción de la IA exige políticas públicas más activas en educación tecnológica.
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Desigualdad y exclusión digital: el reemplazo de tareas por algoritmos puede profundizar brechas laborales, dejando atrás a quienes no acceden a capacitación o a infraestructura digital.
El futuro del trabajo y la legislación
Argentina cuenta con una sólida tradición de protección social y laboral, pero los avances tecnológicos superan el ritmo legislativo. En Europa, por ejemplo, ya se discute un “estatuto del trabajador digital” que reconoce nuevos derechos frente a la automatización. Nuestro país deberá seguir ese camino, actualizando normas sobre teletrabajo, control algorítmico y derechos digitales.
La inteligencia artificial no es enemiga del empleo humano, pero sí exige una redefinición de las reglas del juego. La clave no será frenar la tecnología, sino garantizar que su uso respete la dignidad, la privacidad y la estabilidad laboral.
Roberto Carlos Suárez, abogado
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