(*) Es el 19 de julio de 1808 y frente a los ejércitos de Fernando VII, está el imponente ejército napoleónico comandado por el general Dupont. Y también allí se encuentra José Francisco de San Martín, en calidad de ayudante de campo del marqués de Coupigny. Es el preciso lugar donde se toman las decisiones estratégicas, que decidirán la suerte de la batalla.
Comienza la lucha, que durará nueve mortíferas horas bajo ese sol ardiente. Cinco veces cargan los aguerridos franceses, y son rechazados en otras tantas oportunidades.
Los jefes españoles ordenan entonces, un hábil cambio de frente llevado adelante por algunos batallones. Esto produce una acción envolvente que amenaza con despedazar a los invasores. Al atardecer de ese funesto día, para las tropas de Napoleón, su jefe, el Mariscal Dupont pidió la rendición.
Entre tantos miles de hombres, uno, nacido en la lejana América del Sur tomó debida nota de las maniobras tácticas utilizadas por los españoles, para triunfar en tan formidable batalla. Este criollo aplicaría la misma estrategia para plantear la batalla y las mismas tácticas para derrotar a los realistas en los llanos chilenos el 12 de febrero de 1817.
Es que, si se dice que Arjonilla puede resultar equivalente a San Lorenzo, Bailén lo fue en igual modo para Chacabuco.
Por su impecable desempeño en esta gigantesca confrontación, José Francisco de San Martín fue promovido al grado de Teniente Coronel de Caballería, siéndole conferida la medalla recordatoria que el Libertador guardó hasta sus últimos días.
(*) La MEDALLA: La CORONA de laureles representa la victoria. Las ESPADAS refieren al combate. Y el ÁGUILA IMPERIAL cabeza abajo derrotada.
Comienza la lucha, que durará nueve mortíferas horas bajo ese sol ardiente. Cinco veces cargan los aguerridos franceses, y son rechazados en otras tantas oportunidades.
Los jefes españoles ordenan entonces, un hábil cambio de frente llevado adelante por algunos batallones. Esto produce una acción envolvente que amenaza con despedazar a los invasores. Al atardecer de ese funesto día, para las tropas de Napoleón, su jefe, el Mariscal Dupont pidió la rendición.
Entre tantos miles de hombres, uno, nacido en la lejana América del Sur tomó debida nota de las maniobras tácticas utilizadas por los españoles, para triunfar en tan formidable batalla. Este criollo aplicaría la misma estrategia para plantear la batalla y las mismas tácticas para derrotar a los realistas en los llanos chilenos el 12 de febrero de 1817.
Es que, si se dice que Arjonilla puede resultar equivalente a San Lorenzo, Bailén lo fue en igual modo para Chacabuco.
Por su impecable desempeño en esta gigantesca confrontación, José Francisco de San Martín fue promovido al grado de Teniente Coronel de Caballería, siéndole conferida la medalla recordatoria que el Libertador guardó hasta sus últimos días.
(*) La MEDALLA: La CORONA de laureles representa la victoria. Las ESPADAS refieren al combate. Y el ÁGUILA IMPERIAL cabeza abajo derrotada.
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