"¿Qué requiere un proyecto político que haga de la economía uno de sus resortes, pero no su fundamento? Requiere un Estado fuerte. Un Estado que no se someta a los arbitrios de las empresas. Si gobiernan las empresas, gobierna el “libre” mercado. No hay mercado libre. El mercado es de los oligopolios. El mercado no distribuye, concentra. Si el poder insiste tanto con la libertad de mercado es porque sabe que ésa es la libertad de las empresas.
La palabra “libertad” (salvo en la genial concepción sartreana, en su filosofía, que le arrebata ese primordial, fértil concepto a la derecha) es una palabra de la derecha, pero de la derecha económica. La derecha política no concede la “libertad”. Habla de la democracia, pero siempre que ésta ha interferido en sus negocios la ha negado. Hoy esa derecha se enmascara. Pero sabe que sus intereses son los de los Estados Unidos. Siempre va a optar, por ejemplo, por el ALCA y no por el Mercosur.".
La palabra “libertad” (salvo en la genial concepción sartreana, en su filosofía, que le arrebata ese primordial, fértil concepto a la derecha) es una palabra de la derecha, pero de la derecha económica. La derecha política no concede la “libertad”. Habla de la democracia, pero siempre que ésta ha interferido en sus negocios la ha negado. Hoy esa derecha se enmascara. Pero sabe que sus intereses son los de los Estados Unidos. Siempre va a optar, por ejemplo, por el ALCA y no por el Mercosur.".
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