Desde aquél pueblo trabajador que supo exigir la liberación de su líder en el 45 y la vida en technicolor (porque los días más felices siempre fueron peronistas) pasaron más de setenta años, y la ideología peronista, siempre atractiva para las masas, para los jóvenes, para los trabajadores, cargada de una retórica nacional y de la predica incansable de la justicia social, aparentemente ha llegado a su fin, sin el pueblo trabajador, sin descamisados y fundamentalmente sin conducción, rumbo a un desenlace inesperado.
Estimados: "La fuente donde "los cabecitas" mojaban sus pies cansados de injusticia social y de explotación parece agotarse"
Las cifras son lapidarias, a ningún distraído puede pasársele por alto que en cuarenta años, el partido justicialista tuvo una gran responsabilidad en la debacle del país.
Estimados: "La fuente donde "los cabecitas" mojaban sus pies cansados de injusticia social y de explotación parece agotarse"
El camino a los infiernos está plagado de buenas intensiones.
Desde el golpe cívico militar en el 76 a la fecha, la pobreza en la Argentina pasó de un cinco por ciento a casi un treinta y tres porciento.Las cifras son lapidarias, a ningún distraído puede pasársele por alto que en cuarenta años, el partido justicialista tuvo una gran responsabilidad en la debacle del país.
Desde Menem (the miracle man) hasta la doctora (arquitecta egipcia) el peronismo aportó al desaguisado nacional por un lado, malas administraciones y por el otro, un conato de corrupción en ambos casos de niveles africanos.
Sin duda la patria ha sido fecunda en buenos jugadores de fútbol pero no en buenos políticos
Desde una verdadera óptica nacional, la incompatibilidad de las políticas llamadas nacionales y populares con el enriquecimiento de los funcionarios y nuevamente, las malas administraciones, resultan demasiado lastre para un partido político acartonado, desdibujado, con una prédica siempre vigente, pero con métodos anacrónicos y éste ha sido por cierto, su mayor pecado, porque como decía el General: "primero está la patria... y por último los hombres.
Asimismo, el movimiento de trabajadores con sindicalistas enriquecidos, en un país sin trabajo, hoy ha perdido el núcleo duro del peronismo histórico: los trabajadores. Y dicho norte parece haberse profundizado en la década kichnerista, a la par de que los movimientos más radicalizados de izquierda fueron copando la parada.
Sin embargo el peronismo encuentra hoy entre sus grandes tragedias la ausencia de un líder y por ello, el poder y la proyección política comienzan a deshilacharse. Tampoco existiría hoy un campo propicio para que pueda desarrollarse un conductor político, y además... la mochila es muy pesada.
Todo parece indicar que el peronismo estaría agotándose o por lo menos perdiendo la capacidad de negociar la gobernabilidad argentina, lo que no es poca cosa. El tiempo dirá.
Roberto C. Suárez
Sin duda la patria ha sido fecunda en buenos jugadores de fútbol pero no en buenos políticos
Desde una verdadera óptica nacional, la incompatibilidad de las políticas llamadas nacionales y populares con el enriquecimiento de los funcionarios y nuevamente, las malas administraciones, resultan demasiado lastre para un partido político acartonado, desdibujado, con una prédica siempre vigente, pero con métodos anacrónicos y éste ha sido por cierto, su mayor pecado, porque como decía el General: "primero está la patria... y por último los hombres.
Asimismo, el movimiento de trabajadores con sindicalistas enriquecidos, en un país sin trabajo, hoy ha perdido el núcleo duro del peronismo histórico: los trabajadores. Y dicho norte parece haberse profundizado en la década kichnerista, a la par de que los movimientos más radicalizados de izquierda fueron copando la parada.
Sin embargo el peronismo encuentra hoy entre sus grandes tragedias la ausencia de un líder y por ello, el poder y la proyección política comienzan a deshilacharse. Tampoco existiría hoy un campo propicio para que pueda desarrollarse un conductor político, y además... la mochila es muy pesada.
Todo parece indicar que el peronismo estaría agotándose o por lo menos perdiendo la capacidad de negociar la gobernabilidad argentina, lo que no es poca cosa. El tiempo dirá.
Roberto C. Suárez
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