"Y A MÍ ¿QUÉ ME PARECE?" de y por Alfredo Grande.
Se trata de un texto nuevo. De una nueva puesta y una nueva apuesta.
La incursión del autor (psiquiatra-psicoanalista-cooperativista- escritor) en el mundo teatral a través de la actuación y la escritura y la improvisación (esta última tan acostumbrada en la práctica docente, donde desarrollaba previo a esta incursión teatral, su histrionismo), va generando climas, introspecciones, risas, autocríticas, críticas, reflexiones sobre la cultura imperante y cómo quedamos atrapados en ella, aún sin notarlo, sin ser concientes, sin desearlo, sin estar de acuerdo.
La risa surge casi en carcajada cuando se refiere a ciertos tips mediáticos relacionados con política y espectáculo, o al traer al escenario una publicidad que se reitera en la pantalla como si fuera ficción y que en el último tramo resulta ser una crítica al mismo consumismo que fomenta... sin querer? sin notarlo? a propósito, dado que la sociedad viene demostrando un inexplicable amor hacia quien lo somete y lo estafa y le miente y...? Vaya uno a saber. Pero en el escenario, el Dr Grande, lo trae como si fuese ingenua y auto-referencialmente, para que uno/una se haga cargo de la parte que le toca.
A partir de este espectáculo, quizá no sea lo mismo, ser parte del cotidiano diálogo de qué político o mediático está de novio con qué mediático o si separan y tampoco será igual cada vez que abramos billeteras para consumir con la tarjeta de crédito... O será tarde y ya formamos parte irremediable del paradigma cultural impuesto para el sistema imperante... Cómo conocer el porvenir?!
Como sea, el humor, el psicoanálisis, el consumismo, el sexo, la moral... todo eso y más, se entremezclan en el escenario como en nuestra vida misma.
La dirección de Sebastián Raffa, organiza estas diferentes cuestiones en el escenario, que terminan confluyendo, con profesional solvencia, junto a la asistencia de Oscar Sciancio y la ejecución en luces y sonido impecable de Federico Grande.
Algún micrófono jugó una mínima mala pasada... Pero pudimos escuchar todo y quizá haya servido para obligarnos a prestar más atención a lo textual y gestual y escénico. La pequeña falla técnica no empañó el estreno.
Una nueva puesta y apuesta para no perderse
Betty Raiter. Actriz y Directora teatral
Se trata de un texto nuevo. De una nueva puesta y una nueva apuesta.
La incursión del autor (psiquiatra-psicoanalista-cooperativista- escritor) en el mundo teatral a través de la actuación y la escritura y la improvisación (esta última tan acostumbrada en la práctica docente, donde desarrollaba previo a esta incursión teatral, su histrionismo), va generando climas, introspecciones, risas, autocríticas, críticas, reflexiones sobre la cultura imperante y cómo quedamos atrapados en ella, aún sin notarlo, sin ser concientes, sin desearlo, sin estar de acuerdo.
La risa surge casi en carcajada cuando se refiere a ciertos tips mediáticos relacionados con política y espectáculo, o al traer al escenario una publicidad que se reitera en la pantalla como si fuera ficción y que en el último tramo resulta ser una crítica al mismo consumismo que fomenta... sin querer? sin notarlo? a propósito, dado que la sociedad viene demostrando un inexplicable amor hacia quien lo somete y lo estafa y le miente y...? Vaya uno a saber. Pero en el escenario, el Dr Grande, lo trae como si fuese ingenua y auto-referencialmente, para que uno/una se haga cargo de la parte que le toca.
A partir de este espectáculo, quizá no sea lo mismo, ser parte del cotidiano diálogo de qué político o mediático está de novio con qué mediático o si separan y tampoco será igual cada vez que abramos billeteras para consumir con la tarjeta de crédito... O será tarde y ya formamos parte irremediable del paradigma cultural impuesto para el sistema imperante... Cómo conocer el porvenir?!
Como sea, el humor, el psicoanálisis, el consumismo, el sexo, la moral... todo eso y más, se entremezclan en el escenario como en nuestra vida misma.
La dirección de Sebastián Raffa, organiza estas diferentes cuestiones en el escenario, que terminan confluyendo, con profesional solvencia, junto a la asistencia de Oscar Sciancio y la ejecución en luces y sonido impecable de Federico Grande.
Algún micrófono jugó una mínima mala pasada... Pero pudimos escuchar todo y quizá haya servido para obligarnos a prestar más atención a lo textual y gestual y escénico. La pequeña falla técnica no empañó el estreno.
Una nueva puesta y apuesta para no perderse
Betty Raiter. Actriz y Directora teatral
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