Capitalismo puro y duro (Entrevista a Beatriz Sarlo)

“La realidad me pone nerviosa”, dice Beatriz Sarlo mientras se pone de pie para ir a buscar el paquete de cigarrillos y la boquilla. Aclara que fuma poco, unos cinco cigarrillos por día. “Te voy a decir cuál es mi temor… Recuerdo una noche del 93 en Plaza de Mayo, me di vuelta y vi llegar a los cartoneros, a los pobres, a los miserables, a los sin dientes, a los que revolvían los tachos de basura. La latinoamericanización de la Argentina, como decíamos en ese momento, era completamente nueva. Una de las cosas que escribí entonces es que en los primeros sesenta años del siglo XX, hasta el golpe del 66, la Argentina se caracterizaba por tener pleno empleo, alta tasa de sindicalización y una eficaz tasa de alfabetización. La pobreza en las villas era otra; la gente tenía como perspectiva salir de la villa. Mi gran temor hoy es, ¿si nos damos vuelta qué vamos a ver? No voy a ver la riqueza que está goteando hacia abajo y avanza por el puente Avellaneda –ironiza–. No hay goteo de la riqueza en ningún lugar del mundo. ¿Qué vamos a ver? En muchos países del mundo gobiernan representantes puros y duros del capitalismo, como en Estados Unidos, pero con fuertes mediaciones de la política. Acá tenemos representantes puros y duros del capitalismo, del empresariado, y las mediaciones que ellos tienen con la política son débiles. Otra cuestión que me preocupa es qué van a hacer con una parte del Estado que ha sido corrompida desde adentro. El empresariado argentino no es un modelo ético de conductas”.

–¿El empresariado argentino es más corrupto que la propia clase política?
–¡Es el que da las coimas! No tengo claro qué va a hacer (Mauricio) Macri con la corrupción de las cabezas del kirchnerismo. Creo que es necesario ir hasta el fondo para ver si es posible restructurar una relación con la política. Si no, la gente se lo va a cobrar. Primero sacó las retenciones al campo, después a las minerías, después de ese reparto vio qué hacer con la Asignación Universal y las jubilaciones mínimas. El kirchnerismo no tocó la estructura impositiva en doce años. La estructura impositiva de la Argentina es extravagante. Pero no por lo que dice (Hugo) Moyano que el salario no es ganancia, dado que en todos los países del mundo el salario paga como impuesto a los ingresos. El sistema impositivo está enfocado sobre el impuesto a las personas físicas, que es donde recaudan los países que realmente recaudan. No estoy hablando sólo de los escandinavos, que recaudan muy bien. Un empresario argentino tiene el auto anotado a nombre de una empresa A; el barco con el cual se va a Punta del Este lo tiene a nombre de la empresa B. Ese empresario tiene menos bienes que vos. Aparte de la corrupción, uno de los grandes reproches que se le puede hacer al kirchnerismo es no haber tocado esa estructura. No sólo por bienes y servicios se hace redistribución. Se hace redistribución por vía impositiva.

-¿Macri podría modificar la estructura impositiva?
–No lo creo. Yo no hablo de la “pesada herencia” porque en una de las primeras notas que escribí cuando Macri llegó comparé cómo recibió el gobierno (Raúl) Alfonsín, cómo lo recibió (Carlos) Menem, etcétera… La pesada herencia es que habiendo hablado durante doce años hasta el cansancio del proyecto no tocaron los impuestos, que son clave para crear una mayor equidad.

–Pero Macri no puede ir a fondo contra la corrupción porque él mismo tiene que rendir cuentas sobre sus empresas off shore.
–Macri tiene que liberarle la mano a los jueces; en ese punto coincido con (Elisa) Carrió: tiene que sacar a sus operadores judiciales y mucho más si esa persona es (Daniel) Angelici.

–Los operadores judiciales del macrismo lo están protegiendo…
–Yo creo que están protegiendo mucho más que a Macri. La trama de negocios del kirchnerismo va mucho más allá del kirchnerismo. Si están protegiendo a (Ángelo) Calcaterra y a (Nicolás) Caputo, no tenemos salida. Hay que llegar hasta el hueso para que haya reconstrucción del espíritu público. ¿Es Macri el protagonista para hacer esto? Creo que no. ¿Lo hubiera sido (Daniel) Scioli? Mucho menos… Macri es amigo de (Mariano) Rajoy; hay que mirar cómo gobernó Rajoy en España.

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