El viaje en tren debería ser una de las mejores formas de traslado por su conocida eficiencia, algo así como una manifestación del triunfo de la vida moderna.
Pero en el tren roca: “el viajar es un placer que no nos suele suceder”, porque en la estación Constitución, demoras retienen sin apropiadas explicaciones, a miles de pasajeros entristecidos, enfurecidos, abandonados y anonadados, un día cualquiera de cualquier mes de la postmodernidad que no se entera que la vida en la Argentina puede ser también insufrible.
El placer de llegar a los hogares en esas formaciones destruidas, mugrosas, lentas y atiborradas de seres humanos, se vuelve un castigo adicional, impuesto a la argentinidad del conurbano, imagen viva del tercer mundo rabioso y del fracaso más cruel de nuestro contrato social.
Lo peor es que no se avizora una pronta solución. Décadas de abandono y desinterés y un choreo de montañosas proporciones, confluyen en una derrota más que se acumula en el libro de quejas argentino.
La próxima me voy en combi… RCS
Pero en el tren roca: “el viajar es un placer que no nos suele suceder”, porque en la estación Constitución, demoras retienen sin apropiadas explicaciones, a miles de pasajeros entristecidos, enfurecidos, abandonados y anonadados, un día cualquiera de cualquier mes de la postmodernidad que no se entera que la vida en la Argentina puede ser también insufrible.
El placer de llegar a los hogares en esas formaciones destruidas, mugrosas, lentas y atiborradas de seres humanos, se vuelve un castigo adicional, impuesto a la argentinidad del conurbano, imagen viva del tercer mundo rabioso y del fracaso más cruel de nuestro contrato social.
Lo peor es que no se avizora una pronta solución. Décadas de abandono y desinterés y un choreo de montañosas proporciones, confluyen en una derrota más que se acumula en el libro de quejas argentino.
La próxima me voy en combi… RCS
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